Una multitud de sentencias judiciales han dictaminado que los intereses excesivos aplicados en las tarjetas revolving pueden implicar usura y que, por lo tanto, los clientes afectados pueden reclamarlas y conseguir la devolución del dinero pagado de más.
¿Qué es una tarjeta revolving? ¿Y por qué se les considera “tarjetas abusivas”?
Las tarjetas revolving son un producto bancario que funciona como un crédito al consumo: proporcionan al usuario un crédito que pueden devolver en plazos aplicando unos intereses. Es decir, los pagos realizados con una tarjeta revolving se pueden hacer independientemente de que se disponga de fondos en la cuenta asociada y prometen flexibilidad a la hora de la devolución de la cantidad prestada.
Además, los créditos revolving vuelven a reiniciarse mensualmente, por lo que los consumidores pueden volver a utilizar de forma renovada la cantidad contratada.
Las tarjetas revolving pueden resultar muy atractivas, aunque muchas personas no son conscientes de que pueden actuar como un arma de doble filo: muchos profesionales jurídicos apodan a este tipo de créditos “tarjetas abusivas” porque en la mayoría de los casos esconden detrás del préstamo unos intereses altísimos, que en algunos casos pueden superar el 25 % TAE. Intereses de este tipo pueden ser considerados judicialmente como usura, lo que implicaría que son excesivos e ilegales.
¿Las tarjetas revolving pueden implicar usura?
Una multitud de sentencias judiciales avalan que algunos tipos de intereses aplicados en las tarjetas revolving implican usura. La más relevante es la Sentencia del tribunal Supremo n° 4810/2015, de 25 de noviembre, que resuelve que las tarjetas revolving pueden incurrir en usura al establecer “un interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado”. Esta sentencia se basa en el artículo 1 de la Ley de Represión de la Usura de 1908.
La jurisprudencia que se ha ido creando sobre las tarjetas revolving en los últimos años abre una vía judicial muy relevante para que los usuarios afectados puedan reclamar sus tarjetas revolving.
¿Qué ocurre si un juez considera que una tarjeta resolving incurre en usura?
Si el juez considera que la entidad financiera que emite una tarjeta revolving actúa de manera usuraria al establecer unos intereses abusivos, entonces procederá a la anulación del contrato.
Esto implica que el prestatario solo estará obligado a entregar la suma recibida, sin intereses. Además, en el caso de haber devuelto más dinero a la entidad financiera que la cantidad que fue prestada, el banco deberá reembolsar la suma cobrada en forma de intereses.
¿Cómo funcionan las tarjetas revolving en Tenerife y en toda España?
Las tarjetas revolving prometen flexibilidad a la hora del pago y resultan muy atractivas precisamente porque permiten pagar el crédito en plazos mensuales que suelen ser muy bajos.
Pero es aquí donde se esconde la trampa: este tipo de cuotas tan reducidas ocultan unos tipos de interés muy altos que en la práctica no permiten amortizar el capital prestado.
Independientemente de si se dispone de fondos o no en la cuenta asociada, el usuario de una tarjeta revolving podrá seguir realizando pagos con ella.
En este sentido, funciona como una tarjeta de crédito al uso, pero las tarjetas revolving hacen posible que el pago de la deuda se aplace más allá de la fecha de liquidación.
Las compras realizadas con estas tarjetas equivalen a las realizadas con un saldo de crédito de consumo.

A la hora de saldar la deuda, las entidades financieras ofrecen tres vías de pago:
- Pagar un porcentaje fijo de saldo deudor cada mes. Estos porcentajes suelen oscilar entre uno mínimo y otro máximo.
- Pagar una cuota fija cada mes. Esta cantidad previamente establecida se tendrá que abonar mensualmente hasta saldar la deuda completa. Al igual que en el caso del pago de un porcentaje, las cuotas variarán entre un mínimo y un máximo a pagar.
- Pagar la totalidad del crédito a mes vencido. En estos casos, la deuda se salda al mes vencido, como se haría con una tarjeta de crédito normal, y no suele generar intereses.
Los bancos le sacan una mayor rentabilidad al préstamo si los clientes aplazan sus pagos.
Es por ello por lo que ofrecen plazos de pago con cantidades relativamente pequeñas para que los clientes se decanten por estas opciones y poder cobrarles intereses, que de forma generalizada oscilan entre el 20 y el 25% TAE.
Al pagar tan solo pequeñas cantidades de la deuda completa mensualmente, se puede llegar a tardar varios meses en devolver el crédito y se acumulan grandes costes de intereses.